Monday, November 7, 2016

El caso a favor de la realidad

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En un interesante artículo sobre la naturaleza de lo real, se se recrea la contradicción misma del planteamiento; por una parte, los neurocientíficos se cuestionan su percepción subjetiva, mientras los físicos se cuestionan esta objetividad. Curiosamente, el caso contra la realidad (ver) de los físicos pareciera tener sentido, pero sólo en tanto se recluya a su propia disciplina; ya que partiendo de la física, la indeterminación de las partículas se traduciría en una imposibilidad de determinación de la materia; que por tanto redundaría en una inconsistencia de la misma como continuum lógico susceptible de observación, y por ende con alguna objetividad.

Obviamente, un caso a favor de la realidad partiría de que ese indeterminismo cuántico sólo tendría un alcance relativo; referido al nivel de observación de la materia, que en el caso de la física de partículas no es ni siquiera estructural sino pre estructural. La mención de la relatividad apela a las dudas del mismo Einstein sobre la física cuántica, aunque no llegue a cuestionarla en su funcionalidad y consistencia; pero sí en ese anti determinismo, que paradójicamente deviene en determinista de tan absoluto. Como siempre, la verdad residiría a medio camino entre las representaciones abstractas por las que se le comprende; que es a lo que se alude con la diferencia del nivel de referencias que se tiene de la realidad, y por tanto de su comprensión.

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Eso establece una diferencia básica entre los distintos niveles en que se organiza la realidad como un orden; que para empezar, ya planteada como orden es una abstracción convencional, aunque con valor objetivo; ya que lo único que existe es lo real en sus casos concretos, pero susceptible de generalización (género) especializada (especie). Así, si a nivel atómico la realidad ya es estructural, a nivel de partículas (subatómico) sería aún pre estructural; en el sentido de un estado anterior al de su organización molecular, que no responde a un momento de la materia sino a un estado suyo.

La dificultad para comprender esa diferencia, radicaría en la igualdad de parámetros del tiempo y el espacio; que sin embargo, como condiciones de lo real en sus dimensiones, tendría que subordinar una al otro, repercutiendo en su incidencia sobre la materia. Esto se refiere a que el tiempo sería una categoría no paralela sino subordinada al espacio, como otra dimensión suya; que resultando de la suma activa de las otras tres, resultaría entonces en una redimensión antes que en una dimensión propiamente dicho. De ese modo, la materia se organizaría en estos superpuestos y no sucesivos, ya que la continuidad temporal sólo resultaría del último de estos estados; del mismo modo que la suma de ciertos elementos resulta en una unidad pero sólo convencionalmente, pues en sí mismos los elementos siguen siendo individuales.

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Tal es el caso de una tríada cualquiera, por ejemplo, en que sus componentes siguen siendo individuales; a pesar de que relacionados entre sí por cualquier razón, denoten otro elemento también como unidad básica. Del mismo modo, fenómenos como el agua mantienen la misma estructura molecular, independiente de su estado físico; que sí es susceptible de cambio según determinaciones externas, que sin embargo no afectarían esta estructura molecular suya, y sí estarían sujetas al continuum temporal.

Así, el paso de la física de partículas a la atómica propiamente dicho respondería a la dialéctica como la determinación de la substancia; de modo que a nivel macro estructural ya lo real estaría determinado en sus fenómenos concretos, y por ende con un valor objetivo y propio, y no sujeto a su observación. Esto es sumamente curioso, pues conciliaría incluso la dialéctica hegeliana como la misma determinación de la substancia de Aristóteles; permitiendo incluso la comprensión del dasein heideggeriano como una falsa contradicción, ya que su referencia al Ser es siempre a su estado y no a su resolución; en tanto el Ser sólo será cognoscible en su representación, y por ende como Potencia, y no directamente, en su actualidad.

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