Querido amigo:
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En realidad, lo
que quiero es describir el estado de euforia en que me encuentro, a causa de
una simple nota al margen; que, formando parte de uno de mis estudios
filosóficos, explica la diferencia entre los principios físicos y los
metafísicos. Lo que consigo con eso es sistematizar esta diferencia, que
siempre ha sido ambigua y por ello problemática para la filosofía; hasta ahora
simplemente se había esquivado su importancia, por la irrelevancia gradual que
ha ganado a los problemas metafísicos en la filosofía y la filosofía misma;
pero su importancia sería capital, porque podría restablecer esa relevancia
original, al corregir el exceso del positivismo moderno, que es el que habría
afectado a la filosofía en su desarrollo histórico.
Al conseguir esta
sistematización, establezco una prueba lógica —obviamente no es posible una
prueba testimonial— de la validez de los trabajos aristotélicos sobre
metafísica; que serían negados por el positivismo moderno, como un accidente
filológico en la compilación de los libros de Aristóteles por Andrónico de
Rodas; alegando que sólo se trataba de los libros posteriores (meta) a los de
la física, como en realidad puede haber sido. En efecto, el nombre de libros de
metafísica no es aristotélico sino adjudicado por Andrónico, y Aristóteles
nunca esclarece un objetivo singular de los mismos; no obstante, serviría como
base para un conocimiento sistemático de valor referencial, que establecería
con esto la función nominal de la epistemología, como un mejoramiento del
idealismo clásico de Platón.
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Esta
incomprensión sería la que llevara a la filosofía a estancarse en esa suerte de
guerra que fue el debate de los universales; y que habría sido entonces una falsa
confrontación, como siempre ocurre con las confrontaciones al final; y que
ahora se podría por fin dilucidar, recuperando esa pertinencia de los
universales para el conocimiento filosófico, y de la filosofía para la
comprensión de la realidad. Esto último se vería hasta en la confirmación de la
legitimidad de Hegel, que es aceptado como autoridad pero no comprendido; hasta
el punto de que aún se le acusa de simple oscurantismo lógico, por causa de la
impenetrabilidad —a falta de estas referencias— por el convencionalismo
pedagógico que todavía hunde a la filosofía.
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Más aún y como
parte de ello, esta sistematización me facilita el ajuste crítico de los
excesos idealistas del Materialismo histórico; que provendrían de la misma
derivación de Hegel hacia el idealismo absoluto por su falta de referentes
críticos suficientes en el Realismo; como esa insuficiencia inicial, por la que
el Idealismo siempre tiene que generar este referente propio, en la forma de un
falso realismo. Como ves entonces, se trataría de uno de los momentos
fundamentales de ese ajuste del materialismo histórico; que a falta de mejor
nombre llamo como Neo-marxismo, aún a conciencia de que es un nombre muy poco
feliz, pues tiende a confundirse con el exceso de superchería ideológica. Eso
es sin embargo un problema secundario, que no se puede comparar a esta
experiencia de comprender por fin un aspecto de la realidad; un momento tan
exultante que sólo se me ocurre compararlo con el momento en que Noé le dice a
Dios que quiere verlo y este accede a mostrarle su espalda.
Sólo eso.
Amén
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