La
paradoja estaría en que la termodinámica en realidad es el proceso de la dialéctica,
aplicada a los fenómenos concretos; ya que en definitiva, el concepto de dialéctica es sólo una abstracción, que representa un proceso real. De ese modo, ambos sólo reflejarían la ecuación
del despacio tiempo establecida por Einstein, con la equivalencia de masa y
energía; según lo cual, entonces cada principio de la termodinámica se correspondería como
una ley de la dialéctica; que a su vez, como el proceso de determinación de la
substancia, es así la fórmula de la realidad. Sólo que la realidad existe
únicamente en sus fenómenos, como un estado continuo; que vista como un
fenómeno en sí, consiste en la transformación constante de la materia.
Esto es lo
que se comprende en la termodinámica, desde el principio que define a los
fenómenos como cuerpos o sistemas; que con ello aluden a un estado cuantitativo
(masa), que sin embargo no es estático sino móvil, por el crecimiento continuo,
en la entropía. Es este proceso de crecimiento el que conlleva una
interrelación del sistema consigo mismo, por su interacción con lo que no es el
mismo; que así resulta en la entropía como un alcance cualitativo de esa
afectación de la masa, como su propia determinación. Se entiende que esta
determinación, siendo propia del fenómeno, es así y en eso mismo su
realización; con el resultado final de una apoteosis, en que el fenómeno
adquiere un estado de equilibrio y/o madurez; dado en la condición formal del
objeto, como el pico de su materia propia.
Es en este
punto que la energía del fenómeno es residual, dejándolo ya dado en esa
plenitud en que comienza a decaer; y siendo el momento de su eclosión, aquel en
que ocurre la transformación cualitativa, por la entropía. Pero eso, a su vez,
dado en la crisis en que el fenómeno tiende a desarrollarse en interacción con
el medio; como la única determinación proveniente de lo que no es él mismo, en
el efecto físico de la velocidad de la luz. Eso parecerá una propuesta
excesivamente especulativa, pero responde a la única determinación de la
realidad; entendida esta por el horizonte dimensional en que son posibles los
fenómenos reales… por la curva espacio temporal.
Update
En
matemáticas, esta notación se correspondería con la secuencia de los números
irracionales como trascendentes; en el sentido de que estos son la razón
operativa de los distintos sistemas numerales, pero no contienen razón fuera de
sí mismos. Eso los equipara funcionalmente a los principios metafísicos, como
determinación de la naturaleza (física) de las cosas; que aunque no la exceden,
están sin embargo sobrepuestos a la determinación que hacen de la misma. Es
esta propiedad la que los reconoce como la determinación misma que hace la
substancia de sí, según las propiedades operativas de cada uno; que no son
arbitrarias ni universales, sino funcionales y definidas por su interrelación
en el fenómeno de que se trate como sistema.
Así, sí Pi
fija el volumen en su determinación del diámetro, como E su exponenciación
(Potencia), que es logarítmica y entrópica; y el resultado, correspondiéndose con
la ley de conservación de la masa y el valor cualitativo del fenómeno, es
formalmente ordenado en razón de Fi. La fórmula de la realidad de Einstein, se
podría leer entonces como Pi = E x F2, pero sólo como principio en
su literalidad; ya que realmente la exponenciación al cuadrado ya estaría dada
por la relación misma de E x F, en la que E es el logaritmo y F la cualidad
resultante; por lo que Pi = E x F, pero no como relación directa (positiva) sino
como función (extrapositiva) sólo representable en términos negativos. Esto
último se debe a la imposibilidad primordial de representar valores
extrapositivos, en su irracionalidad; por lo que finalmente se conviene la
función representativa con que se relacionan entre sí, en tanto determinaciones
propias de lo real. La prueba de esto sería entonces matemática, como el
resultado de la interacción de los números irracionales sobre el orden de los
reales; que de no poder establecerse de algún modo invalidaría toda la ecuación,
hasta en sus nociones originales de la termodinámica y su interpretación como
dialéctica de la realidad.
E = mc2
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