Friday, March 10, 2017

La singularidad

La paradoja estaría en que la termodinámica en realidad es el proceso de la dialéctica, aplicada a los fenómenos concretos; ya que en definitiva, el concepto de dialéctica es sólo una abstracción, que representa un proceso real. De ese modo, ambos sólo reflejarían la ecuación del despacio tiempo establecida por Einstein, con la equivalencia de masa y energía; según lo cual, entonces cada principio de la termodinámica se correspondería como una ley de la dialéctica; que a su vez, como el proceso de determinación de la substancia, es así la fórmula de la realidad. Sólo que la realidad existe únicamente en sus fenómenos, como un estado continuo; que vista como un fenómeno en sí, consiste en la transformación constante de la materia.

Esto es lo que se comprende en la termodinámica, desde el principio que define a los fenómenos como cuerpos o sistemas; que con ello aluden a un estado cuantitativo (masa), que sin embargo no es estático sino móvil, por el crecimiento continuo, en la entropía. Es este proceso de crecimiento el que conlleva una interrelación del sistema consigo mismo, por su interacción con lo que no es el mismo; que así resulta en la entropía como un alcance cualitativo de esa afectación de la masa, como su propia determinación. Se entiende que esta determinación, siendo propia del fenómeno, es así y en eso mismo su realización; con el resultado final de una apoteosis, en que el fenómeno adquiere un estado de equilibrio y/o madurez; dado en la condición formal del objeto, como el pico de su materia propia.

Es en este punto que la energía del fenómeno es residual, dejándolo ya dado en esa plenitud en que comienza a decaer; y siendo el momento de su eclosión, aquel en que ocurre la transformación cualitativa, por la entropía. Pero eso, a su vez, dado en la crisis en que el fenómeno tiende a desarrollarse en interacción con el medio; como la única determinación proveniente de lo que no es él mismo, en el efecto físico de la velocidad de la luz. Eso parecerá una propuesta excesivamente especulativa, pero responde a la única determinación de la realidad; entendida esta por el horizonte dimensional en que son posibles los fenómenos reales… por la curva espacio temporal.

Update

En matemáticas, esta notación se correspondería con la secuencia de los números irracionales como trascendentes; en el sentido de que estos son la razón operativa de los distintos sistemas numerales, pero no contienen razón fuera de sí mismos. Eso los equipara funcionalmente a los principios metafísicos, como determinación de la naturaleza (física) de las cosas; que aunque no la exceden, están sin embargo sobrepuestos a la determinación que hacen de la misma. Es esta propiedad la que los reconoce como la determinación misma que hace la substancia de sí, según las propiedades operativas de cada uno; que no son arbitrarias ni universales, sino funcionales y definidas por su interrelación en el fenómeno de que se trate como sistema.

Así, sí Pi fija el volumen en su determinación del diámetro, como E su exponenciación (Potencia), que es logarítmica y entrópica; y el resultado, correspondiéndose con la ley de conservación de la masa y el valor cualitativo del fenómeno, es formalmente ordenado en razón de Fi. La fórmula de la realidad de Einstein, se podría leer entonces como Pi = E x F2, pero sólo como principio en su literalidad; ya que realmente la exponenciación al cuadrado ya estaría dada por la relación misma de E x F, en la que E es el logaritmo y F la cualidad resultante; por lo que Pi = E x F, pero no como relación directa (positiva) sino como función (extrapositiva) sólo representable en términos negativos. Esto último se debe a la imposibilidad primordial de representar valores extrapositivos, en su irracionalidad; por lo que finalmente se conviene la función representativa con que se relacionan entre sí, en tanto determinaciones propias de lo real. La prueba de esto sería entonces matemática, como el resultado de la interacción de los números irracionales sobre el orden de los reales; que de no poder establecerse de algún modo invalidaría toda la ecuación, hasta en sus nociones originales de la termodinámica y su interpretación como dialéctica de la realidad.


E = mc2

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