Friday, September 9, 2016

Las pruebas del triunfo en New York

Una vez más ArtSpoken de Miami triunfa en el VI Festival de teatro hispano de New York, donde consiguió seis premios; y la ocasión es buena para recordar que mantener una presencia activa en el teatro local es posible y tiene su recompensa. Claro, para eso hay que tener en claro cuál es la recompensa y valorarla por lo que es en sí misma y no por lo que uno pretende; sobre todo si pretende encerrarse en su burbuja artística, en una especie de culto a su propia especialización, ignorando que es la realidad quien premia o castiga. Lo más notable en este caso es que bajo la dirección de Yoshvani Medina, ArtSpoken es de todo menos populista; demostrando también que es posible un equilibrio mesurado, en que sin hacer concesiones a la vulgaridad se siga haciendo teatro para el público y no para uno mismo.

De hecho, todo esto pone las cosas en perspectiva, y demuestra que hacer teatro para el público es la única forma de hacerlo para uno mismo; al menos con esa consistencia suficiente como para que se le pueda medir por el impacto real que tiene en ese público, como el espejo sobre el que uno entonces reflexiona más que proyectarse. El Festival de Teatro Hispano de New York es patrocinado por el Comisionado Dominicano de Cultura en los Estados Unidos; que como una entidad gubernamental de la República dominicana, muestra así el enorme interés de su país en el desarrollo de su cultura. No obstante, aunque haya que establecer las diferencias, sirve de parámetro para el reconocimiento de toda la cultura hispana en los Estados Unidos; que en definitiva será el marco que le sirva de referencia, probando también que no hay pragmatismo mayor que la generosidad.

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Eso debería sentar pautas a nivel local, siquiera por las posibilidades de desarrollo que abre para un circuito teatral propio; que de hecho ya existe, establecido desde hace tiempo alrededor de ese emblema también local que es la Eight Street de Little Havana; pero en dispersión constante, por esa inestabilidad en que sus autores no consiguen granjearse la confianza del público. De nueva York vienen las señales, de que no es el triunfalismo lo que salva sino la humildad y el tesón; algo que Yoshvani Medina conoce muy bien, por muy paradójico que parezca, como bien prueba su consistencia.

El hecho de que sea capaz de persistir sin granjearse enemistades, a pesar de la competencia, y de que pueda guiar con pulso fuerte su proyecto, eso es lo que habla de esa consistencia. Muchas felicidades a Miami, que en definitiva es quien acoge un talento tan activo como productivo, constante y aguzado; pero muy especialmente a ese conjunto de actores que desmienten con su performance los malos mitos contra esa ciudad que los acoge, como el mejor acto de amor y agradecimiento.

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