Monday, July 13, 2015

Acerca de la ética del trabajo


Por Ignacio T. Granados 
Por ahí han revivido un post con el discurso típico de los pobres que se identifican ideológicamente con los republicanos; y que básicamente  se reduce a una apología del trabajo y su ética, protestando por la cultura de redistribución económica de los modelos populistas. En primer lugar, habría que aclarar ese concepto de redistribución por parte del gobierno; pues el gobierno lo que hace es cobrar impuestos, no intervenir ganancias personales, y eso en la medida en que el que paga puede hacerlo. En todo caso, el cobro de impuestos es por los servicios que da el gobierno, y que sean buenos, malos o regulares, todos disfrutan; van desde la policía a toda la red de infraestructura gubernamental, además de los seguros de desempleo y retiro; y sobre estos últimos, valga la otra aclaración de que quienes no los han pagado no los pueden cobrar.
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De cierto hay formas de retiro suplementarias, que entran también en el presupuesto gubernamental pero no bajo un concepto de redistribución; este concepto es sólo una metáfora, usada como figura referencial para acercamientos especializados a las estructuras sociales en general y no un mecanismo de gobierno. Lo que esos pobres identificados como republicanos no saben es que el egoísmo sólo redunda en una mayor pobreza; y así, cuando se subsidian los estudios básicos se está dando lugar a una generación más tecnológicamente preparada, que redundará en beneficio de esa sociedad. Es cierto que como todo, este estructuralismo se presta a la corrupción; como cuando se entra a subsidiar estilos de vida bajo el acápite de ayuda a las artes, sólo para engordar el snobismo de algunos, por ejemplo. No obstante debe tenerse en cuenta que incluso en ese caso no se trata de redistribución sino de una pésima cultura presupuestaria; a la que por cierto también es proclive el falso conservadurismo republicano, que bajo la máscara de un suprematismo ético lo que hace es esconder las trampas.  
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En definitiva, cuando las corporaciones y las élites financieras en general reciben excensiones de impuestos no dejan de recibir beneficios gubernamentales en la misma medida; como por ejemplo, la educación subsidiada de sus técnicos y la seguridad de las calles por las que transitan los mismos. Por eso, antes de hablar de la ética del trabajo de lo otros, pregúntese si no lo están manipulando a usted mismo; y así evitar que lo sigan engañando al negarle el cobro del seguro contra el desempleo que usted pagó, y que es por lo que siempre es más productivo mirarse a uno mismo que mirar al otro, del que uno nunca sabe nada. También tómese su tiempo y agradezca a los progresistas y sindicalistas por su jornada laboral de ocho horas; eso entre los muchos otros beneficios de que goza si es que no es un pobre diablo en manos del amo al que tanto defiende con su... ética del trabajo. 

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