El falso liberalismo progresista
suele burlarse del discurso conservador reduciéndolo al absurdo en la figura de
Trump; cuya consigna de "Make America great again" queda referida a
los tiempos del segregacionismo, no al de la apoteosis capitalista. Es decir,
no a aquella época en que Estados Unidos era la economía más poderosa, que así
propiciaba el esplendor individual; sino sólo a aquel aspecto negativo, que
oculta la segregación brutal del consumidor de hoy, impotente ante la
arrogancia corporativista.
Curiosamente, la marca que surge con
la nueva ideología económica es American
Airlines; cuyo nombre entonces va a simbolizar todo lo americano, pero
justo en este proceso de decadencia. Los casos más horrorosos de este cambio
pueden ser las historias de United,
por lo visiblemente violentos; sin embargo, los de American Airlines son peores, porque son estructurales y no
puntuales, referidos a la práctica sistemática del rebooking.
El colmo es al momento de manejar
las quejas, en que sus políticas llegan al absurdo total del formulismo;
comenzando por el automático "lo siento", pero llegando a la ofensa
de repetirlo mecánicamente cuando se les dice que eso no es suficiente. Antes,
cuando América era grande, la economía tenía un poder regulatorio efectivo en
la sociedad; porque los proveedores de servicios eran también efectivamente
responsables, y tenían que responder por esos servicios que proveían.
Hoy día las empresas no son privadas
sino corporaciones abstractas, de responsabilidad diluida; que con un altruismo
tan falso como el liberalismo que las sustenta, viven extorsionando al
consumidor. El elemento que eso no tiene en cuenta es sin embargo mayor que su
prepotencia, y podría arruinarlos; no sólo con la locura de preferir un viaje
más incómodo pero más seguro también, que es posible pero puntual; sino con la
otra posibilidad, de que cada vez más gente se dé cuenta de que no vale la pena
pagar un servicio tan caro como mediocre e inseguro.
En estos mismos momentos hay muchas
opciones más baratas que American, y
que apuntan en este sentido de la eficiencia; con servicios sin duda más
pobres, pero también justamente más seguros y susceptibles de responsabilidad.
En definitiva, es cierto que eventualmente se puede tener la mala suerte de un
problema de violencia con United;
pero con American nadie tiene seguro su viaje, y se limitarán a un lacónico
"lo siento", tan falso como su altruismo.
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