Wednesday, April 26, 2017

Vindicación de Aristocles


Una teoría realista del conocimiento pone el énfasis en el aspecto antropológico, dado que se trata de un fenómeno cultural; hecho soslayado por la tradición epistemológica, que obviando su propio carácter tradicional se establece como un referente absoluto. En ese sentido, el pitagorismo de Sócrates y Platón, afirma que conocer es recordar, apelando a la experiencia de vidas pasadas; que en tanto supuestas, no alcanzan para sostener con evidencias lógicas una práctica que es evidentemente cultural. El realismo aristotélico pareciera aportar un acercamiento más eficiente, en su propia teoría de la determinación de la substancia; dando lugar a esta compresión antropológica del proceso de conocimiento, en tanto fenómeno propio de la cultura.

De este modo, la relación consciente (racional) o no (compulsiva) de dos ideas, dará lugar a una tercera; que al no provenir directamente de la experiencia sino de la relación (inteligente) de ideas anteriores, tendría un valor (intelectual) como su propia consistencia (lógica). Esto identificaría funcionalmente además a la intuición, como la base necesaria para el juicio; en ese estado previo al mismo (prejuicio), como esa asociación de elementos relacionados con el objeto de conocimiento, para su comprensión. Eso, también de hecho, resolvería la contradicción del espiritualismo pitagórico del que parte Platón; en el sentido de que hace innecesaria la existencia de unas vidas anteriores, sólo postuladas hasta ahora por las prácticas religiosas en sus doctrinas sobre la reencarnación.

Esto es precisamente lo que ja comenzado a cambiar con el apogeo de la física cuántica, y su teoría de súper cuerdas; una de cuyas variantes tiende a la superstición (por su debilidad teórica) del universo multidimensional. Debe aclararse que la idea misma del multiverso es sólida en este mismo sentido de la superposición de dimensiones; pero en una forma mucho más compleja que la de simples universos paralelos, que se repetirían con ligeras variaciones. Esta última es la que resulta en una superstición siquiera en principios, por las sucesivas contradicciones que supone; como la de la secuencia temporal en que se establece la variación, y hasta la referencia básica de la misma; es decir, qué universo o dimensión es el que varía o muta en cuál y por qué, como el problema de sus respectivas consistencias.

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Sin embargo, el hecho de que nuestra realidad se resuelva en tres dimensiones, postula una secuencia lógica; en la que la realidad es un estado dentro de un proceso de realización fenoménica, susceptible de una mayor complejidad. Hay experimentos que de hecho probarían esta condición multidimensional de la realidad, sin afectarla en su sentido unívoco; que es importante, porque se refiere a la unidad estructural de los fenómenos mismos, incomprensible en extensiones dimensionales paralelas. Una de las teorías más interesantes, propone precisamente que esta extensión (tri)dimensional sería propia del umbral de un hueco negro, provocado por una estrella de cuarta dimensión.

La teoría de las súper cuerdas, apuntaría a la relación entre sí de todas las dimensiones de la realidad; permitiendo el traspaso de información de una a otra, en su respectiva determinación secuencial. Eso incluso describía el proceso de la dialéctica — de determinación de la substancia—, como mecánico; es decir, no exclusivamente lógico, y refiriéndose con ello también a la unificiencia estructural de lo real. Volviendo a la contradicción entre las teorías del conocimiento, esto sería lo que apunte a una conciliación mayor y funcional entre el realismo aristotélico y el idealismo platónico; desde que esta secuencia multidimensional de la realidad permite una comprensión no doctrinaria del otro fenómeno de la reencarnación y la teoría platónica de las ideas.

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La solución estaría en adecuar el concepto de reencarnación al simple proceso de información genética; que no se refiere sólo a la organización biológica del cuerpo, sino también a su mutación por condiciones ambientales, que así funcionarían como una redeterminación constante. Ciertos estudios están postulando que la memoria se integraría genéticamente, y podría traspasarse hasta una cuarta generación; lo que como principio significa una extensión de tiempo equivalente al siglo, pero todavía susceptible de mayor y más complejo alcance. Eso significará que al menos parte del conocimiento sí se produciría como una memoria de vidas pasadas; en tanto información sintetizada y codificada en esa redeterminación constante del código genético.

Por supuesto, eso no sólo no niega el aspecto antropológico de la teoría realista; en realidad, ni siquiera lo modifica, sino que lo adecua, en su complementación funcional. En definitiva, se trata de diversos tipos de conocimiento, que no son excluyentes sino complementarios entre sí; y hace tiempo que ya debería aceptarse que la verdad reside siempre en el medio de toda oposición, siquiera por principio lógico.

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