Los supersitios de internet, como
Google y Facebook, les han declarado la guerra a las falsas noticias; queda por
ver cómo le harán, aunque obviamente será con algún tipo de filtro, que
funcione como una censura virtual. Curiosamente, el anuncio coincide con la
derrota de la candidata del partido demócrata a las elecciones norteamericana;
que casualmente era la favorita de estos imperios de internet, acusados de
filtrar la información sobre la misma en sus sitios, que funcionan como
monopolios virtuales de la información. Más grave aún, la candidata demócrata
era la clara favorita de los grandes medios y conglomerados de la información;
que alineados al falso liberalismo de la élite demócrata, en realidad funciona
como una nueva derecha.
De hecho, el partido demócrata se
niega aún a reconocer que su campaña fuera defectuosa, ya desde la imposición
de esa candidata; con unas manipulaciones que salieron bien pronto a la luz,
aparte de la connivencia de esos medios, que la auparon al tiempo que negaban
toda visibilidad al favorito popular. Entre el rosario de culpas que reparte el
partido demócrata en su inconsecuencia, está la difusión de información falsa;
que en puridad se refiere a la campaña de desprestigio sobre su candidata, más
caracterizada por la consistencia y la exageración que por la mentira; pues
consistió sobre todo en la repetición y el eco de la información filtrada por
sitios como WikiLeaks, que no eran mentiras.
Eso es lo preocupante, la voluntad
de las redes de filtrar la información, imponiendo una ley mordaza virtual; que
obviamente bloquearía el flujo de fuentes alternativas, como un recurso al
margen de ese monopolio de los medios. Habrá de recordarse que la difamación,
el libelo y la fiabilidad de las fuentes son las justificaciones habituales de
los regímenes totalitarios; que con la pretensión de salvaguardar la verdad
imponen sus leyes mordazas y restricciones al flujo de información, sobre la
que ejercen un monopolio efectivo. Habrá que recordar también que estos
supersitios suelen tener relaciones armoniosas con esos regímenes, a cuyas
demandas se pliegan; trátese del gobierno chino o el cubano, que ni aun así les
abre por completo sus dominios, por sólo poner un ejemplo.
Es inútil protestar ante la soberbia
y la arrogancia elitista de este falso liberalismo, que obviamente no cambiará
esta proyección suya; porque ya de lo que se trata es de una cultura política,
basada en la manipulación abierta de las masas, encajadas en ese modelo prefabricado
de una cultura popular. Sin embargo, sería bueno que tuvieran en cuenta que sus
monopolios son virtuales y no efectivos, y la participación en ellos es puntual
y voluntaria; pues incluso en el caso de una apoteosis de la llamada
singularidad tecnológica, el consumo de información es siempre una potestad
individual.
En este sentido, la declinación de
los medios será económica, pero es también un fenómeno cultural; que responde a
su creciente irrelevancia, paralela y proporcional a esa misma arrogancia con
que se postularon como el cuarto de los poderes convencionales. Así también, la
gente puede descubrir que no necesita el ego boost que les brindan las redes,
como único beneficio a su lealtad de consumidor aborregado; y eso puede
coincidir con la deflación de ese sistema piramidal que alimenta a las redes
con el mito de la industria publicitaria, en un mercado ya saturado y sin
contenido real.
No se trata de un vaticinio, que es
imposible a estas alturas de la complejidad de los problemas culturales; pero
sería un destino tan lógico como la vergonzante derrota de esa candidata
demócrata ante el más improbable de los republicanos. De hecho, este controvertido
proceso electoral tiene sustancia para más de una teoría conspirativa;
comenzando por el estímulo de Bill Clinton a la candidatura de Trump, y pasando
por la descuidada retórica de este último, que permite dudar de que realmente
le interesara la presidencia. Más importante que todo eso, y como advertencia
esas pretensiones de arbitraje de la información, sería esta potestad tan
propia de lo real; que arroja resultados impensables y paradójicos al rostro de
quien se crea tan listo que puede manipular la realidad.
No comments:
Post a Comment