Por Ignacio T. Granados Herrera

Pero tampoco te llames a engaño, pues el
conflicto no reside en esa falsa contradicción de los intereses políticos; sino que más sutil e insidioso, se trataría
de esta decadencia inevitable de toda Modernidad en los vicios de su elitismo
burocrático. En efecto, más allá incluso de ese vicio inicial de lo
escolástico, puedes ver que toda discusión teórica no es sino entre élites
intelectuales; que conformando una burocracia intelectual, sólo se preocupa de
sus propios intereses de clase, corrompiendo la productividad de todo lo que
toque, incluidos los procesos de pensamiento. ¿Acaso no fue eso lo que destruyó
la eficacia del socialismo como una política de cuadros?, ¿pero no es eso mismo
lo que destruye la del capitalismo con el autoritarismo del management? Pues
bien, esa fatalidad es sólo el síntoma, tras el que se esconde la determinación
del elitismo que todo lo corrompe; y eso porque todos somos accesibles en
nuestro egocentrismo, y quien quiera pagar tiene poder de compra. Es por eso
que incluso si rastreas ese Mises Institute hasta sus orígenes verás un vínculo
con el capital híper corruptor de los hermanos Koch; igual que las innumerables
becas otorgadas por los Rockefeller y los Rostchild, que son siempre los
intereses tras los gobiernos.
De nuevo, no me malinterpretes, no hace falta una
conspiración —que siempre será burda y fallida— para que los intereses se proyecten
en su propio desarrollo; más que dialéctico, es el principio mismo de la mecánica,
al que obedece la dialéctica, y con ella la historia. Ese es el problema, más enrevesado aún por ese falso altruismo con el que las élites intelectuales
disfrazan su sed de poder; vendiendo como un humanismo sublime lo que no pasa
del más puro narcisismo, enamorándose de sus supuestas inteligencias. De ahí
que esta contradicción de un anarquismo escolástico sea especialmente perversa,
porque será de todo menos anarquista; para ser anarquista de veras tendría que tener la lucidez
de apelar al más radical individualismo ya como práctica del pensamiento mismo;
como Sócrates, el sofista divino, que pudo escandalizarse del absurdo de la
práctica de la que participaba, distanciándose de la misma; cuando estableció
el 0 filosófico en la Mayéutica, como recurso magistral con el que reconstruir
la majestad del pensamiento.
No te menciono a Sócrates por snobismo ni por
vano clasicismo —que sería en definitiva otra escolástica—, sino como prueba del
estado del pensamiento contemporáneo; del que el descalabro nacional es sólo una muestra local, pero que es
como una condición terrible que se cierne sobre todo Occidente. Después de todo
eso es apenas natural, si nuestro arquetipo es la Modernidad, que conoció su apoteosis
hace dos siglos y medio; haciendo de esta decadencia la depresión lógica (mecánica)
que sucede a todo pico histórico, sobre todo en su naturaleza cultural. De ahí
que de lo que se trate sea del restablecimiento del 0, como una nueva epopeya socrática
por la que por fin superemos los vicios introducidos casi inmediatamente; esto
es, con el epigonato socrático de Platón, que inaugurando el Idealismo impone
una reacción lógica —nuevamente mecánica—
en el Realismo de Aristóteles; como esa fatalidad de los falsos conflictos, que
sólo conducen al vicio de la retorcedura teórica en las escuelas y sus
manipulaciones sobre el poder. No es casual que cuando se recupere la
escolástica como práctica convencional, sea de la mano del poder establecido;
pues así como los Koch, Rostchild y Rockefeller medran en nuestras
instituciones, lo que hacen es continuar la tradición.
Esa es la importancia de la historia y sus
iluminaciones, que te permitiría establecer tu propia individualidad en una
proyección de veras singular; como la de Sócrates, no la de las escuelas que sospechosamente
no otorgan créditos propios sino estatales, revelando el verdadero vínculo del
dinero que las sostiene. Te repito, estoy encantado de que tengas un
pensamiento tan vigoroso como para distanciarte del maniqueísmo fatuo del
Socialismo contra el Capitalismo; pero más que complacido me considero expectante,
visto todo esto como el mero preludio de tu verdadero desarrollo en la más pura
marginalidad. Es obvio que te daré seguimiento, pero es también poco probable
que participe de algún modo más o menos activo en este proceso tuyo; no al
menos mientras te mantengas en esta etapa de activismo, que te enreda entre los
intereses políticos de tanta gente ajena a ti mismo. Es apenas natural que
procediendo de un fenómeno como Cuba te proyectes en esa forma de activismo,
pero piensa que eso es como mantenerse en el falso dualismo del socialismo
contra el capitalismo; por lo que más bien te propondría la más inmoral de las
posibilidades, el total descomprometimiento con tu realidad, el distanciamiento
total.
De ese modo al menos te estarás distanciando no
tanto de la realidad como de aquellos que median con ella y la manipulan,
pudiendo establecerla como tu circunstancia y no tu determinación; y con ello
serás capaz de elaborar ese pensamiento propio tuyo, no escolástico, como el
nuevo 0 socrático desde el que comprender esa realidad con sus propias
determinaciones. Como colofón, una propuesta para ese pensamiento supuestamente
económico que no encerrado en su Pi no percibe su número Fi; y mira todos esos
fenómenos que hoy se proponen como epítome del esfuerzo personal y el emprendimiento
individual, desde el Facebook que nos idiotiza al Microsoft que gentrifica
nuestros medios; desde la Apple de los precios obscenos y los salarios de
esclavitud y el trabajo infantil en Asia al Amazon que vive depredando entre
las aguas cenagosas de los pequeños negocios. ¿Dónde estarían sin los fondos
gubernamentales para las startups?, ¿Con qué genio tecnológico contarían sin los
sistemas de educación pública?
Sin más, sinceramente tuyo,
Fray Erasmo de la Cruz, OFMP
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