Tuesday, October 27, 2020

El problema político —no económico— intrínseco del socialismo [ frag.]

 A partir de aquí, la hermenéutica marxista se equivocara en la interpretación del problema de la libertad; que contrario a su determinación ideológica, no se reduce a una tensión entre el deber ser y la potestad individual. Incluso las versiones occidentales y consiguientemente más liberales del Marxismo errarían en este sentido; ya que el problema de la libertad no es ideológico sino ontológico, como una condición intrínseca al hecho mismo de Ser.

No se trata de que el ser humano no sea un ente eminentemente político y social, sino que esta condición es relativa; dependiendo siempre de la consciencia del Ser —que siempre es concreto— sobre ello, y las decisiones que toma al respecto. Así, el hombre responde a sus circunstancias de modo consciente hasta que deja de hacerlo, según eso satisfaga sus intereses y necesidades particulares; que es el margen de potestad individual, por el que todo esfuerzo de subordinación absoluta de la persona humana termina por fallar en algún momento.

Eso no es un problema ideológico (moral), debido a las presiones de la sociedad burguesa y su cultura de consumo; sino que se debe a que la contradicción ideológica es siempre particular, referida a la persona concreta de que se trate. Ese es el punto exacto en que se quiebra la autoridad, en su incapacidad para regular de modo exhaustivo la actividad humana; impotente así tanto al desarrollo de esos intereses particulares, como a su consiguiente evolución en una nueva especialización de la clase, con la afectación de sus individuos.

En el sentido expresamente ideológico, el autoritarismo clasista es también sobrepasado por esta condición; que siendo intrínseca a la persona concreta, no puede evitar el desarrollo de un pensamiento propio de la misma; que se será inevitablemente crítico, al tener que desarrollarse en contradicción con esa determinación proveniente del entorno. El autoritarismo socialista es de ese modo hasta contra producente, ya que en realidad entorpece el proceso propio de la economía capitalista; cuyo desarrollo deriva progresiva pero naturalmente hacia formas políticas de corte relativamente más liberal.

Este es además un proceso independiente, respecto al de la élite políticamente especializada en la representación popular; que desde el desarrollo de intereses propios, con un acceso igualmente especializado al capital, se erige así en una seudo burguesía. Este es el proceso ya intuido y ampliamente desarrollado como de formación de la nueva clase[1], negado en la ortodoxia hermenéutica del marxismo; explicando en ello esa incapacidad para comprender el problema de la individualidad, por su incomprensión anterior de los problemas graves de la ontología.



[1] . La nueva clase es un libro testimonial del serbio Milovan Dilas, que narra la progresiva decepción de los intelectuales de la órbita soviética (marxismo ortodoxo); aunque relata el proceso de corrupción de la clase política dentro de la estructura política del estado socialista, es más un documento político que una sistematización sociológica.

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