Wednesday, November 22, 2017

Net neutrality?


Ha vuelto a la palestra la regulación de internet como un servicio público, pero no parece que el estado actual sufra modificaciones; se trata de una tensión entre dos modos de economía, con sus respectivos principios, y uno no consigue sobreponerse al otro. El problema estaría en la popularidad del servicio, que impulsa la nueva economía, de base electrónica pero igual determinada por el consumo; de modo que la regulación del servicio como privado antes que público, eliminaría un amplio sector de consumidores. Eso explica que conglomerados que dependen de esta base de consumo, como Google o Amazon, combatan el tratamiento del servicio como estrictamente privado; ya que eso otorgaría mayor autoridad a los proveedores directos, y disminuiría el público, discriminando con el escalamiento de precios. 
Curiosamente, los argumentos que se esgrimen en este sentido son sobre todo morales, aunque apunten a problemas prácticos; como es el caso del acceso a la información y su consiguiente difuminación, que serían controlables por los diversos intereses en juego, sobre todo políticos. En realidad, este argumento es espurio, pues la información siempre ha sido manipulada; y no sólo por las tenebrosas agencias gubernamentales que supuestamente amenazan toda libertad individual —como si estas detentaran el poder real— sino por las mismas agencias privadas que las originan, con su interpretación de los hechos. 
Por supuesto, cualquiera que quiera sabe que el gobierno sólo administra los intereses de las élites que los sostienen; y peor aún, que estas son económicas, extendiendo su influencia por todo el espectro político, que así le queda subordinado. En ese sentido, por paradójico que parezca, la desregulación de la internet tendría un efecto beneficioso tanto política como económicamente; ya que ralentizaría el desarrollo, permitiendo la extensión horizontal de las estructuras económicas, ahora totalmente subordinadas a los grandes conglomerados. En realidad, la accesibilidad tecnológica es sólo una burbuja de fantasía, que encadena a las personas al consumo frenético por medio de la exaltación del ego; lo que las hace más débiles y manipulables a nivel individual, redundando en su mayor subordinación a intereses inmediatos y mediocres como la sensación de éxito. 
Aún, esta restricción natural (económica) del poder mediático devolvería a la prensa la preponderancia inicial en la moderación noticiosa; que aunque no más fiable —nunca lo fue— volvería a tener un carácter profesional, y probablemente más cuidadoso, dada la experiencia a la que la llevó su arrogancia anterior. En cualquier caso, nada de esto es probable que pase, pues el peso de los conglomerados comerciales es más fuerte que el de las compañías proveedoras del servicio; pero con lo que se pierde este factor del poder adquisitivo como regulador insobornable del desarrollo social, manteniéndonos en la mediocridad de la sensación de éxito… que es lo que hace tan popular el servicio.

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