Por Rita Martín
I-Conversión y expulsión
Dos nombres deberían llamar la atención, Charlie Hebdo y Sigmund Freud. El primero, es el título del semanario satírico francés fundado en 1970 y que, conocido por su tono irreverente y crítica a las extremas (católicas, judías, islámicas, derecha europea, entre otras), fuera atacado el pasado 7 de enero por fuerzas radicales de la jihad (o guerra santa). 12 son las pérdidas irreparables de este ataque que se suman a las otras desafortunadas, ocurridas en la tienda judía de Porte de Vincennes, al este de París, plantándose la semilla de que se trataba, una vez más, de un conflicto islámico-judío. Más allá de un conflicto grupal, se trata del derecho a la libertad de expresión y a la vida humana en cualquiera de sus formas. El ataque de la jihad merece condena al igual que su reiterada vocación de guerra santa.
I-Conversión y expulsión
Dos nombres deberían llamar la atención, Charlie Hebdo y Sigmund Freud. El primero, es el título del semanario satírico francés fundado en 1970 y que, conocido por su tono irreverente y crítica a las extremas (católicas, judías, islámicas, derecha europea, entre otras), fuera atacado el pasado 7 de enero por fuerzas radicales de la jihad (o guerra santa). 12 son las pérdidas irreparables de este ataque que se suman a las otras desafortunadas, ocurridas en la tienda judía de Porte de Vincennes, al este de París, plantándose la semilla de que se trataba, una vez más, de un conflicto islámico-judío. Más allá de un conflicto grupal, se trata del derecho a la libertad de expresión y a la vida humana en cualquiera de sus formas. El ataque de la jihad merece condena al igual que su reiterada vocación de guerra santa.
El segundo es Sigmund Freud a quien los tabúes occidentales
(y Freud era todo menos occidental), prefieren acallar cuando se habla de la extrañeza ("uncanny" en inglés, "unheimlich" en
alemán), un punto primordial en la construcción psico-social que
define el sujeto Uno en oposición al
sujeto Otro, ya que lo extraño e
incómodo señala la clase de cosas aterradoras que reprimidas existen en el Uno y
que lo hacen regresar a algo conocido e, incluso, familiar. La existencia del Uno se opera por la negación del Otro; pero nunca por la reflexión o
razonamientos sobre aquél. Porque estudiar al Otro, significaría, asimismo, reflexionar sobre el Uno; y aun más, destruir las estrategias
sobre las que el Otro se ha
establecido, implica el miedo a la destrucción del Uno. En las circunstancias actuales y en el caso de Occidente como
lo Uno vs Oriente como lo Otro, la Otredad revela cuánto de intolerancia y exclusión hay aun en la
civilización occidental.
Durante los últimos años la historia de Occidente ha dado
prueba de ello. Desde un poco antes de
1140, en virtud de su diferencia religiosa, se prohíbe la práctica del judaísmo
y se desplaza la expulsión de los judíos de diferentes territorios europeos. Adelantándonos
en el tiempo, en las Américas se consolidará la relación de bárbaro como todo lo
extraño que no responda a la cultura y religión judeo-cristiana. A la
conversión del infiel mundo precolombino, sobrevienen otras conversiones y
exclusiones culturales en territorios africanos y asiáticos en los que, en cada
uno de ellos, se imponía la desculturación y la conversión de los
"salvajes" a la religión cristiana en sus formas católicas o
protestantes. No resultará casual que
Europa resulte hoy la "segunda naturaleza" de casi todos los países
del planeta. Sin embargo, se sabe que una "segunda naturaleza" alberga
tanto los sectores "naturalizados", en este caso europeizados, como también aloja a los núcleos de resistencia culturales
opuestos a tal "naturalización" y que, dicho sea de paso, repiten, en mucho, los métodos occidentales de coloniaje,
entre los que destacan conversión y expulsión. (Continuará)
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