Hacia Abril
del 2009 yo colaboraba con el blog Cuba Inglesa, y recibí un e-mail de su administrador
con la propuesta de una campaña titulada “Con todas las banderas”; una
propuesta espontánea, que se limitaba a proponer que cada blog se identificara
con una enseña, como un símbolo de espacio para la reivindicación individual.
La campaña tenía visos abiertamente políticos, y de ahí mi reticencia inicial,
dudando de su la blogosfera estaba madura para algo así; no en el sentido de
expresarse políticamente, algo que a los cubanos se nos da hasta por inmadurez,
pero sí de proponerse un objetivo político y alcanzarlo. No obstante brindé
todo el apoyo, y la campaña fue un éxito, aunque no en lo político sino en la
cultura de los blogs cubanos; que al menos en aquel lapso de tiempo perdieron
la agresiva virulencia con que se atacaban unos a otros, logrando un remando de
armonía; al menos como entonces dije, “en
el radio protegido por el conjunto de las banderas; eso es bastante, más allá
de nuestras contradicciones, tenemos una tenue afinidad como un rayo que
esperanza, una repentina centella.”
Desgraciadamente, al día siguiente de lo que
dimos en llamar el “maleconazo virtual”, ya el administrador de Cuba Inglesa
capitalizaba el fervor para su enfrentamiento personal con Hernández Bustos (Véase);
y al final, la comunidad así creada en un espíritu de colaboración se corrompió
en un escándalo que incluía deslealtad, prepotencia y sexo. Lo
importante ahí es la reticencia inicial, de si la comunidad estaba madura, que
lo estaba, sólo que madura para qué; es decir, si para una acción efectiva o
para continuar con la institucionalización del exilio, que así se vuelve su
propio contrasentido, como la misma institucionalidad revolución cubana. Al
final, no sólo la comunidad crecida al amparo de aquella campaña se disolvió
con acritud; sino que derivó a una institucionalidad diz que alternativa, como
si eso no fuera otro contrasentido, para continuar el del exilio mismo. Eso es
lo que ha ocurrido, y no por gusto son quienes han protestado más la finta de
Obama, que los sorprendió a todos; sobre todo a ellos, que recién terminaban su
festival alternativo de lo mismo, con manipulaciones políticas para apuntalar
un peso estético; del que evidentemente carece en esa dependencia de la
retórica y la confrontación política, como sus contrapartes del gobierno cubano,
sólo sin su presupuesto.
Eso es lo
que importa, la evidencia de que el problema es más que político cultural, como
siempre; porque las ideologías son abstractas y con ello inocuas, pues sólo
pueden respaldar la doblez o autenticidad de las personas concretas. Hoy ese es
el peligro que se cierne sobre esta nueva circunstancia en que el gobierno
norteamericano ha accedido a desaparecer del problema cubano; la inconsistencia
de una confrontación que tratará de mantenerse a toda costa, porque vive del problema
mismo y no de su solución. Queda la esperanza de que en definitiva ese es un
conflicto de supuestas élites, especializadas en su pretensión intelectualoide;
no la gente real, el pueblo que pragmático se distancia en el cinismo a su día
a día y toma acción silencioso pero tenaz en su propia consistencia.
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